Al final de un paseo por Jaén, visitando la catedral, la judería y los baños árabes, nos sentamos en la mesa de Bagá.
Es un restaurante de autor. Pedro Sánchez, propietario y chef es todo en esta casa. Un cocinero curtido en restaurantes de postín culinario como Martín Berasategui o Dani García.
Cocina sencilla, arriesgada, con sabores intensos. Trabajo reconocido con una estrella Michelín y tres soles Repsol.
Al entrar nos encontramos con un espacio pequeño, para un máximo de 8 comensales; dos de ellos en la barra, frente a la pequeña cocina. La cocina abierta a la mirada de todos los clientes. El día de nuestra visita trabajaban dos personas en la cocina, entre ellas Pedro Sánchez, y dos más en el servicio de la sala.
El restaurante ofrece un menú único, Sentir Jaén, con 17 elaboraciones preparadas en pequeñas porciones.

Pedimos un vino tinto, UBE de Ubérrima. El Reventón 2023. U vino blanco de uva palomino, con una crianza de 2 meses en barrica y 6 meses en botas de Jerez. Es un vino ligero, de acidez equilibrada, con poco cuerpo y fácil de beber. Nos gustó aunque confieso que como vino único quizás no fuera el más adecuado. Me habría gustado disponer de consejo en este sentido, teniendo en cuenta, además, que no hay opción de maridaje.

En cuanto al menú, un poco de todo. Desde alguna propuesta que, en mi opinión, pasa sin demasiada gloria, hasta otras que son destacables por color, sabor y elaboración.
Entre las primeras, los dos aperitivos, el champiñón/merluza o la vaca/vainilla. Entre las segundas, las quisquillas de Motril o los callos de bacalao.
Precio ajustado en el menú. Demasiado alto en el aperitivo o el vino.
En resumen, una experiencia con algún altibajo. Desde luego sorprende tener un equipo ágil y solvente, cocinando y sirviendo a ocho personas. Pero quizás esperaba más por las críticas leídas o los laureles conseguidos.