En el corazón del ensanche santanderino, junto a la plaza Pombo. Allí esta Cortés, quizás el bar más chic de la ciudad. Ideal para tomar el aperitivo, comer o cenar ligero con alguna de las raciones que proponen en su carta, o también tomar una copa a la hora del tardeo.

Tiene barra, mesas altas y, al fondo, algunas mesas bajas, más cómodas si quieres alguna ración de picoteo. También dispone de algunas mesas altas en el exterior.

Leyendo lo anterior, creo que puede hablarse de un bar de tendencia: sirve para casi todo según la hora del día.

Si hablo de “chic” y “tendencia”, las dos palabras nos llevan al tipo de clientela. Cierto es que allí cabemos todos, pero es obligado decir que a ciertas horas te encontrarás más integrado si vistes y calzas al estilo Santander elegante.

Aquella mañana, me acerqué a la hora del aperitivo. Medio vermuth Yzaguirre, como decimos en esta ciudad. no marianito, y dos gildas.  La casa tuvo el detalle no habitual en Santander, de poner por delante unas patatas fritas de primera calidad.

El bebercio bien preparado y servido. Las gildas me supieron a gloria a esa hora del mediodía.

En resumen, buen y bonito local para tomar algo en cualquier momento, y para ver y dejarse ver.

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