No quiero aburrir con todo lo visto, paseado o degustado por la ciudad. Voy a centrarme en aquellos lugares que resultaron más interesantes.
Cuando visitamos una ciudad, intentamos buscar una visita guiada que nos ayude a centrarnos y a profundizar después, por nuestra cuenta, lo que más nos haya llamado la atención.
Eso hicimos en Almería, Contratamos con Civitatis un free tour. Tuvo una duración de dos horas y media aproximadamente. Resultó muy interesante el recorrido por la parte vieja de la ciudad, y sus pistas nos ayudaron para proseguir por nuestra cuenta.
Resumiendo, visitamos la Alcazaba, la Catedral y el museo de Realismo Español Contemporáneo. Si vas a Almería, piensa en dedicar un día completo, o dos medios días para estas visitas.
Allá donde vamos nos gusta conocer el Mercado Central, ver, descubrir sus productos de cercanía y realizar alguna compra.
No puede haber visita a una ciudad sin entrar a algún bar, café, restaurante o tienda. Dejo los enlaces de alguno de los lugares en los que hicimos una parada para reponer fuerzas
Nos gustó mucho Casa Puga. Probamos bocartes en adobo, puntillas y gambas rojas. Todo sabroso y con un servicio rápido y amable. Y como es habitual en esta tierra, con cada consumición una tapa: en nuestro caso, queso curado y champiñones al ajillo.
El restaurante donde comimos nuestro segundo día fue el asador marino Tinta Negra. Destaco la gran parrilla que hay nada más entrar, en la que preparan pescados y mariscos de la zona.
Paseando por el casco viejo hicimos una parada golosa, la Dulce Alianza y otra cafetera, el Kiosko Amalia, en la plaza Manuel Pérez García; se ha hecho famoso por sus “quemaillos” y “americanos”. El primero con aguardiente quemado y granos de café; el segundo, un original cóctel en recuerdo de la influencia de la industria del cine americana.
Una visita de un día que dio bastante de sí. Conocer Almería, callejear, probar sus sabores, merece la pena