Oro del Desierto es una almazara que elabora con esta marca aceite de oliva virgen extra. Dentro del complejo se encuentra el restaurante, que aun cayendo en un tópico facilón, es un oasis después de visitar el desierto de Tabernas.
Con mesa reservada, nos recibieron con amabilidad. “Familia”, así llaman aquí a sus clientes; mientras duró la comida, los dos, mi esposa y yo, formamos parte de ella.
Pedimos para comer pipirrana de entrante, y como segundos pierna de cabrito frito con ajos y costilla de jabalí. De postre helado de aceite con piña y leche frita con naranja y aceite.
Lo acompañamos de una copa de vino tinto ecológico de la casa y agua mineral.
Empezamos con una tapa de la casa, paté de conejo.
La pipirrana, plato frío, elaborado con tomate fresco y tomate seco, pimiento verde, alcaparras, aceitunas y bacalao, resultó un comienzo brillante, fresco.
De las carnes, destacar la pierna de cabrito frito. Jugosa, presentada en pequeños pedazos, con la fritura justa. Acompañado de patatas fritas y verdura preparada con aromáticas. La costilla de jabalí también gustó, pero estaba un poco seca en mi opinión.
Terminamos con dos postres. Nos gustaron. Bien elaborados. La leche frita, recién frita, cremosa. El helado de aceite, con sabor a la materia prima pero sin atosigar; acompañado de piña preparada: un acierto.
Al terminar nos pasamos por la tienda, donde se pueden adquirir sus productos. Como no, caímos en la tentación. Aceites y aceitunas aliñadas nos iban a ayudar a prolongar el recuerdo de una feliz visita.
En conclusión, amigo viajero, si tu camino pasa por la zona, un buen lugar para probar cocina almeriense de interior y descansar antes de volver a la carretera.