Estamos en León y nos disponemos a disfrutar del MUSAC, especialmente de las dos exposiciones temporales, protagonistas de la actualidad artística en estos meses.

El edificio del MUSAC fue diseñado por los arquitectos españoles Emilio Tuñón (Madrid, 1958) y Luis Moreno Mansilla (Madrid, 1959 – Barcelona, 2012) –ganadores del Premio de Arquitectura Española en 2003 y del Premio Mies Van der Rohe en 2007–, autores de edificios emblemáticos como el Ayuntamiento de Lalín, el Museo de Bellas Artes de Castellón, el Museo Provincial de Zamora, o el Auditorio Ciudad de León.

Es uno de los proyectos arquitectónicos españoles contemporáneos con más reconocimiento internacional, tras obtener en 2007 el Premio Mies Van der Rohe de Arquitectura Contemporánea de la Unión Europea.

Es un bello Museo. Sorprende exteriormente por sus cristaleras de colores e, interiormente, por los grandes espacios y volúmenes. El mosaico de cristales de 37 colores que nos recibe en la fachada principal se ha obtenido a partir de la digitalización de una imagen de la vidriera «El Halconero» de la Catedral de León. Se trata de una de las vidrieras más antiguas de la catedral (data del siglo XIII) y retrata escenas de una cacería. De esta manera, el museo evoca el patrimonio de la ciudad de León al mismo tiempo que nos recuerda su carácter de catedral contemporánea.

Actualmente, además de exponer una parte de su colección permanente, se puede disfrutar de una exposición temporal de Yoko Ono, “Insound and Instructure” dedicada a los más de 60 años de sus creaciones artísticas. Visitable hasta el 17 de mayo de 2026

También es recomendable dedicar un tiempo para visitar otra exposición temporal, “Autorretratos a través de la Historia del Arte”, de Yasumasa Morimura. Estará expuesta hasta el 8 de febrero de 2026.

Insound and Instructure

Yoko Ono, nacida en Tokio en 1933, estudió filosofía, poesía y composición musical entre Japón y Estados Unidos. En los años cincuenta comenzó a crear sus primeras obras y sentó las bases de una práctica que sigue evolucionando en la actualidad.

El título de la muestra tiene su origen en un concierto y una exposición que la artista celebró el 20 de julio de 1964 en la sala Yamaichi de Tokio. Los dos términos reflejan sus formas de integrar el sonido y las instrucciones en su práctica artística. El punto de partida de muchas de las creaciones de Ono son, precisamente, sus instrucciones: piezas de texto que invitan al lector a imaginar, experimentar, realizar o completar la obra. Son las ideas, más que los materiales, las que integran la esencia de su producción artística.

En 1964, Ono publicó POMELO [GRAPEFRUIT], una recopilación seminal de más de 200 instrucciones que invitan a los espectadores a ejecutar las obras con su propia participación. Algunas de las creaciones presentadas en esta muestra tienen su origen en POMELO; otras, en cambio, pertenecen a las décadas posteriores, cuando Ono abrió su visión artística al activismo y comenzó a abordar temas como el feminismo, la paz y el medioambiente desde un incansable espíritu de experimentación e investigación.

Insound and Instructure recorre casi setenta años de la vida creativa de Yoko Ono. La muestra, que reúne obras de distintas épocas y técnicas, se desarrolla como un diálogo no cronológico entre ideas, acciones y formatos, testimonio de una artista cuya práctica sigue imaginando nuevas posibilidades para el arte y para el mundo.

Autorretratos a través de la Historia del Arte

El MUSAC muestra un conjunto de siete fotografías donadas por Yasumasa Morimura, pertenecientes a la serie Self-portraits Through Art History (Autorretratos a través de la historia del arte), en las que Yasumasa Morimura se pone en la piel de figuras destacadas del arte occidental, recreando algunos de sus autorretratos más conocidos. Esta serie se exhibe junto a An Inner Dialogue with Frida Kahlo (Skull Ring) (2001), que ya formaba parte de la colección del museo.

La serie consta de dieciocho fotografías en las que el artista posa como Leonardo da Vinci, René Magritte, Jan van Eyck, Albrecht Dürer, Michelangelo Merisi da Caravaggio, Rembrandt van Rijn, Vincent van Gogh, Louise Vigée Le Brun y como una de las modelos de Johannes Vermeer en un interior, entre otros. En cada fotografía, Morimura recrea cuidadosamente una pintura famosa, a menudo adoptando el papel protagonista, al tiempo que incorpora aspectos de su propia herencia japonesa al contexto original. Estas transformaciones autoimpuestas abarcan tanto la apariencia física del artista como su vestimenta, maquillaje y fondos, elaborados todos con gran esmero.

A lo largo de su carrera, Morimura ha admitido en múltiples ocasiones la profunda influencia que las obras maestras occidentales han ejercido tanto en su práctica artística como en la cultura japonesa contemporánea. Su trabajo también refleja una comprensión más amplia de la fluidez del género y la identidad, revelando cómo la cultura y la historia a menudo son moldeadas por dinámicas de poder que determinan los códigos de representación.

Muy interesantes las dos exposiciones. Imprescindible la de Yoko Ono, oportunidad única para conocer una artista reconocida, y conocida tanto por su arte como por su faceta más personal.

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