En la Plaza del Río de la Pila, esquina de las calles Arrabal con Marcelino S. de Sautuola (Martillo para los santanderinos con solera).
Justo ahí tenemos una apertura afortunada. Lo digo porque es el primer restaurante griego de Santander, hermano pequeño del Restaurante Grecocina de Bilbao. Y también, adelantándome a lo que cuento después.
Antonio y Tino se enamoraron de Bilbao y decidieron que querían quedarse. Ahora, han decidido viajar cerca, a Santander, y ofrecernos la esencia de la cocina griega en su pequeño local santanderino.
En la calle disponen de un par de mesas. En el interior, una barra, con la cocina detrás y mesas altas bordeando el espacio disponible.
Aquel día teníamos una jornada ajetreada y decidimos hacer la parada para comer aquí. Como curiosos que somos, tener a mano un nuevo local con cocina griega, se nos iluminó la bombilla casi siempre encendida de conocerlo.
La carta no es extensa, pero tiene una oferta más que suficiente para comer o cenar. Además, solamente con leer el enunciado de los diferentes platos, un claro aviso a navegantes: aquí nos van a ofrecer autentica experiencia griega
Nos atendieron con amabilidad y con la información que recibimos, nos decidimos por compartir tres platos y un postre. Para beber, dos cervezas griegas tipo Lager, frescas y ligeras.

Empezamos con Pikília alifón. Son tres variedades de ensaladas cremosas, de tzatziki (yogur, pepino y ajo), tirokafteri (queso picante) y agioritiki (berenjena) con pan de pita.
Nos gustaron las tres. Mediterráneo en formato de cremas frías, para comer sobre el pan de pita. Sabrosa sinfonía de sabores.
Continuamos con el Gávros mariné. Son anchoas marinadas con ajo y perejil acompañadas de ensalada de hinojo y cebolla en escabeche, con taramas tradicionales (crema de huevas de pescado) sobre pan.
Atrae probar las anchoas de otra forma a como las conocemos en Cantabria. Y no defraudan en absoluto. El marinado puede ser parecido al de nuestros boquerones, pero sin vinagre. Pero el plato, en su conjunto es muy diferente. Y el resultado más que bueno.
Finalmente, antes del postre, Soutzoukákia smyrnéika. Se trata de albóndigas picantes, servidas en una característica salsa de tomate, acompañadas de yogur griego y pan de pita. El picante, suave, adaptado a un gusto mayoritario. La salsa de tomate con sabor a diferentes especias, entre ellas la canela. El yogur griego dando un contraste ácido a la salsa de tomate.
Las albóndigas, tanto en el picado de la carne como en su forma, son diferentes a las que acostumbramos. Las salsas y aderezo también se separan de nuestra experiencia gastronómica anterior. Una elaboración rica e interesante.
Para terminar, el Yogur griego artesanal. Como dice nuestro anfitrión, auténtico yogur griego artesanal. Lo acompañan de dos platillos con miel de flores y nueces crujientes, y con zanahoria dulce marinada con citronela y almendra cruda.
Postre sano y sabrosote, que con esos dos acompañantes parecen convertirlo en dos elaboraciones diferentes.
En resumen, feliz experiencia. Nos gusto mucho la comida, y la cercanía y atención del dueño del local. Merecen éxito e intentaremos ayudarles en que así sea. Nuestra manera es contar la verdad de lo que vivimos en la mesa.