Después de un par de semanas sin vernos, con viajes que nos apartaron momentáneamente de nuestro santo patrón, volvemos a las andadas
Elegimos el bar restaurante Sandoñana, situado en la calle Casimiro Sáinz, próximo a Puertochico.
El local es agradable, cálido. Tiene una amplia barra, habitualmente llena de pinchos, y mesas alrededor para comer o cenar. En algunos momentos del día está lleno, por lo que puede resultar un poco ruidoso si de lo que se trata es de buscar un momento tranquilo, además de disfrutar de la gastronomía.
El servicio amable y eficiente, que ya es bastante decir. Eso siempre ayuda para el éxito de la velada.
La carta es bastante amplia y con precios ajustados. Si después de cenar salimos contentos, estaremos ante un establecimiento que merece la pena
Pedimos una botella de Rioja, un Ostatu crianza 2021. Un tinto con carácter y cuerpo, y a un precio ajustado: 16 euros.

Comenzamos la cena con una ración de lacón con queso fundido que nos gustó a todos.
Seguimos con el pulpo a la plancha con escalivada de verduras. Bien, pero en mi opinión con demasiada plancha; resultó algo seco.
En tercer lugar, la picaña con pimientos, patatas fritas y chutney de manzana. Resultó una excelente elección. La carne en su punto, bien preparada para compartir. La compañía rica, tanto los pimientos de Padrón como las patatas fritas caseras. Y el chutney, bien preparado, le daba al plato un toque de distinción.
Terminamos compartiendo una tarta de tiramisú, fresca y sabrosa. Buen final para estos agradecidos devotos.
Terminada la cena, y contentos con el resultado, brindamos con las últimas gotas del vino.
Por el reencuentro, por la amistad y por la celebración en este tiempo bueno para todos. Que así continúe.
¡Gracias, San Miércoles!