Las viñas de la Rioja se han teñido de otoño. Los matices amarillos y naranjas dominan en vides y bosquecillos que vemos por los caminos de esta tierra. Estamos en los primeros días de octubre y la vendimia está llegando a su fin. Aún se ven por las carreteras locales los pequeños tractores con sus remolques, afanándose en terminar la tarea
Es un fin de semana soleado, con temperaturas suaves, ideal para pasear y disfrutar de los pueblos de la Rioja media y de la comarca riojana en Álava. Andar, ver, disfrutar de la gastronomía y de los caldos riojanos. Ese es nuestro objetivo y todo está preparado para cumplirlo.
Pero hay que centrarse un poco y lo voy a hacer dirigiendo la mirada hacia la experiencia en la Bodega Hotel Vinícola Real 200 monges.
Nos alojamos en la bodega hotel, así denominada porque el alojamiento está incrustado en la bodega; huele a bodega por salas y pasillos. Es una bodega con hotel, y también con galería de arte. En el momento de nuestra estancia había una exposición de Luis Burgos, uno de los más importantes pintores figurativos españoles contemporáneos.
Su fundador, Miguel Ángel Rodríguez tuvo muy claro desde sus años mozos que quería hacer vino. Un vino que durase en el tiempo. Heredó de la familia una destilería de licores y con ese fundamento, inicio su aventura como viticultor y bodeguero.
Se ubica en el corazón de Albelda de Iregua, La Rioja. Su creación, en 1989, cuando Miguel Ángel Rodríguez comenzó a excavar la bodega en un terreno arcilloso de esta localidad. Primero con medios manuales y más tarde con maquinaria pesada. Así, para llegar a la bodega de hoy, con más de 800 metros de galerías. Vinícola Real ha destacado por poner su enfoque en la tradición y la autenticidad, características que se reflejan en sus vinos icónicos, como los de la familia 200 Monges, una línea de caldos de muy larga crianza.
El nombre 200 Monges es un tributo a los monjes del desaparecido Monasterio de San Martín de Albelda, quienes en el siglo X dedicaron su vida a preservar la cultura y el conocimiento. En su grafía utiliza la “g”, porque así se nombraba en castellano antiguo. Este homenaje no solo queda plasmado en el nombre, sino también en la esencia de la bodega, pues buscan salvaguardar la esencia de La Rioja y su historia.
En un lugar especial, dentro de una de las galerías, se conserva un facsímil del Códice Albeldense escrito por los monjes del monasterio de San Prudencio de Monte Laturce a pocos metros de la Bodega, un manuscrito que contiene la primera mención de los números arábigos en Occidente.
Participamos en una visita con cata que terminó con una comida en el interior de la Bodega.
En la visita se pone el acento en la historia de Vinícola Real, el protagonismo imprescindible del fundador y las características fundamentales de sus caldos: Tradición, calidad y longevidad. La cata finaliza probando dos vinos.
El primero es el blanco Cueva del Monge 2021. Sale al mercado al tercer año. Es un vino fresco, color dorado brillante, con estructura, aroma elegante. Potente y floral
El segundo, el tinto Cueva del Monge 2018.Color rojo intenso. En boca frutoso, equilibrado, carnoso, largo y persistente.
De allí pasamos al comedor situado en el interior de una galería de la Bodega. Nos presentaron un menú tradicional riojano. Comenzó con una tabla de embutidos y quesos, algunos foráneos.
A continuación, nos sirvieron patatas a la riojana. Las patatas tiernas, el caldo espesito y sabrosón, el chorizo en su punto. Una receta de esta tierra, sencilla y gustosa.
Como segundo plato, chuletillas de lechazo. Hechas a la brasa, sobre sarmientos. Perfectas.
De postre, tarta de hojaldre con crema pastelera. Hojaldre crujiente y crema suave. Un buen final para nuestra comida riojana.
Si la comida era excelente, los vinos sobresalieron por su gran calidad. En la mesa, un blanco 200 Monges, reserva de 2011, y un tinto 200 Monges, reserva 2014.
El 200 Monges blanco, con viura al 85% y malvasía al 15%. Realmente es un blanco con alma de tinto. Un caldo complejo, cítrico, especiado, persistente y con buena acidez.
El 200 monges tinto, con tempranillo al 85%, graciano 10% y garnacha 5%. Fermentado en tinas de madera y envejecido un mínimo de 20 meses en barricas nuevas de roble francés. Es un vino sedoso, equilibrado y untuoso.
Disfrutamos del viaje y de Vinícola Real. La Rioja siempre merece la pena, pero al inicio del otoño tiene esa nota que lo convierte en sobresaliente, porque nos acerca a la profundidad de su cultura agrícola y enológica. En la actualidad la oferta de bodegas con experiencias variadas alrededor del vino, es amplia y de calidad. En bastantes casos se incluyen alojamientos y restauración. Tuvimos la suerte de elegir Vinícola Real. Nos supieron transmitir pasión y amor por su bodega y por los caldos de larga crianza, y lo disfrutamos. Ya lo creo que sí.
Comentarios:
2 comentarios en “Tiempo de vendimia en La Rioja. Bodega Hotel Vinícola Real”
La Historia de España y el 2025 se funden en esta completísima descripción, que nos traslada a los paisajes, olores y sabores de La Rioja; así como a esa Edad Media en la que la Cultura se cocía en los monasterios
Siempre hay una buena razón para visitar La Rioja